martes, 27 de julio de 2010

A modo de epílogo.

Lo primero que llama la atención de esta historia autobiográfica, escrita en una gruesa libreta de papel cuadriculado y firmada por Ben Azibi, un autor prácticamente desconocido, es que va más allá de las contradicciones del tiempo en que fue escrita. Es, en este sentido, un relato inédito pretendidamente entroncado en la historia de un profeta menor quien, a partir de un momento de su vida, deja de creer en Yahvé. Se trata de una versión ligada a la imaginación de un personaje con datos de identidad concretos, en busca de sus coordenadas físicas, humanas y morales. Un personaje que se halla, curiosamente, más cerca de nuestro tiempo que del que un día abandonara.

Especialistas consultados descubrieron que los rasgos de tinta en que fue escrita esta autobiografía, así como el papel utilizado, pertenecen a una época muy reciente que bien pudiera coincidir con las postrimerías del siglo XX, era cristiana; finales del siglo XVII, era copta; primera mitad del X, era musulmana, o segunda del LVIII, era israelita.

Grafólogos eminentes llegaron a la conclusión de que Ben Azibi, el personaje central, es un ser desplazado o reencarnado, sin que su personalidad, perteneciente a una civilización totalmente distinta, opuesta a la actual y en constante contradicción consigo mismo, haya cambiado a lo largo del tiempo, pese al hueco de siglos en que quedara aletargado. Historiadores consultados no pudieron averiguar con precisión qué profeta menor del Antiguo Testamento pudo haber escrito los extraños mensajes emitidos por Ben Azibi, considerados por algunos como apócrifos. Las referencias bíblicas, cósmicas y extraterrestres, así como los saltos y vacíos temporales a través de esta historia, hacen difícil pensar en la coherencia del autor de estos escritos. Autor que, al parecer, naufragara no lejos de una isla de la que hoy no se guardan, desgraciadamente, más referencias socio-geográficas que las escasamente apuntadas por el mismo.

Agradecemos a cuantos puedan aportar nuevos datos sobre esta historia que no los guarden celosamente sino que los aireen y hagan públicos. Sólo así se podría completar ese rompecabezas histórico y descifrar lo que Ben Azibi, misterioso personaje físicamente deformado, quiso transmitirnos a través de su extraña vida.

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