miércoles, 5 de mayo de 2010

La muralla de los siete círculos.


Pero la mejor defensa contra las incursiones de los eternos enemigos era la muralla de los siete círculos que se iban cerrando y el último estaba construido sobre las mismas ruinas de la primitiva, construida por los hijos del siglo para defenderse. Varias décadas tardaron en construirla, al final de las cuales, ancianos y sacerdote se reunieron en consejo privado, deliberando sobre la conveniencia del nombramiento de un rey en la isla, como lo tenían todas las naciones que les rodeaban. El pueblo debía estar al servicio de este rey y éste, protegiendo a sacerdotes y levitas, al servicio de Yahvé.

El monarca recién elegido mandó sellar las entradas y salidas de las siete murallas con el emblema que regía su trono, el cual haría posible una época nueva de esplendor y prestigio para los hijos de la luz. Luego, durante tres siglos y medio, sucediéronse las dinastías, levantáronse monumentos reales, promulgáronse leyes, fortaleciéronse ejércitos, todos al servicio del pueblo, y éste prometió ser fiel al Rey, servidor de Yahvé. Igualmente, ejecutáronse sin piedad los frustrados regicidas y labráronse cámaras mortuorias con sus respectivas lápidas y coronas reales. Todo sucedería bajo una época en la que el orden y el progreso creció al mismo tiempo que el desorden y la anarquía

(Mañana: La llegada de extranjeros)

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