miércoles, 12 de mayo de 2010

Mi huida hacia adelante.


Fue entonces, si la memoria no me falla una vez más, como es habitual en mí una vez superados los veinticinco siglos de existencia, cuando decidí traspasar la muralla de los siete círculos concéntricos y abandonar la tierra prometida sin la ayuda de Yahvé ni de nadie de su entorno. Me eché una alforja al hombro, recogí el laúd que, en los escasos tiempos de ocio, me entretenía, y, decidido a prescindir de todo lo que me había unido con lo sobrenatural y a no volver a utilizar mis artes ocultas para lanzar más profecías, puesto que Yahvé ya no se comunicaba conmigo, me dispuse a salir de mi escondrijo y a huir hacia delante, abandonando la tierra prometida.

Mañana: Los siete porteros de las siete murallas)

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